San Mamés y yo

De aquí a 72 horas el Levante UD jugará un encuentro que para muchos es una "gesta histórica" y otros lo describen ya como un incordio porque alegan "esa no es nuestra guerra".

A mí no me gustan los grises, para lo bueno y lo malo, no me agrada ubicar ni mis gestos ni mis emociones en esa medianía que, generalmente, es el mejor lugar para evitar muchos disgustos y algún que otro problema. ¡Qué le voy a hacer!

Por eso, soy de las que quiere (tal vez por las circunstancias que nos envuelven) ilusionarme con el encuentro que mi equipo jugará en la nueva Catedral del fútbol. Un lugar que, por esos recovecos en los que se endilga el sendero por donde caminamos en esta travesía vital, guardo recuerdos que hoy quiero trasladaros.

Son varias las curiosidades que se acercan a mi memoria y al desván de mis sentimientos al evocar las visitas del Levante UD al nuevo San Mamés. Y no, no voy a hablar de los partidos de fútbol ni de la infinidad de anécdotas o estadísticas que los próximos días leeréis de los enfrentamientos entre ambos equipos, sino que, en este muro personal, voy a desnudar las vivencias que ilustran estas dos imágenes.

La primera de ellas en la que aparezco junto a mi estimado amigo Salva Folgado pertenece al 9 de noviembre del año 2013. Ese día ambos cubríamos para Ràdio Nou el que sería el último partido que narraríamos juntos fuera de València antes del fatídico cierre de la radiotelevisión autonómica pocos días después.

Solo ese hecho ya convierte en especial esta imagen; sin embargo, esa jornada en ese lugar todavía íbamos a vivir una anécdota personal difícil de sospechar cuando posamos ante la cámara y que, de alguna forma, engrandece la emoción al rememorar aquel sábado de 2013.

El Levante inició el encuentro ganando, pero al llegar el descanso del partido yo comencé a encontrarme físicamente mal. El dolor crecía como avanzaban los minutos hasta que, en un momento de parón del partido, Salva me aconsejó pedir algún analgésico a los chicos de la Cruz Roja sentados junto al espacio reservado a los medios de comunicación. Fue en ese momento cuando explotó de dolor un cólico nefrítico (el único que he padecido en mi vida) que me dejó ko.

La situación empeoró y aquella tarde de sábado acabaría saliendo en ambulancia de San Mamés tras una derrota del Levante UD para ser ingresada en un hospital cercano.

Ni Salva ni yo al entrar en el majestuoso estadio podíamos siquiera fantasear cómo acabaría lo que luego fue nuestro último desplazamiento juntos como periodistas de Ràdio Nou.

La otra imagen pertenece a mi última visita a Bilbao también con motivo de un partido de liga entre el Levante y el Athletic Club. Curiosamente la fecha corresponde a un 10 de noviembre (qué cosas tiene el azar casi la misma fecha) esta vez del año 2019, día de un encuentro de liga entre los dos equipos que, ¡cómo no!, de nuevo se inició con gol del Levante pero también una vez más acabó en derrota y con el mismo resultado que en aquel 2013, 2-1.

¿Qué tiene de especial este partido? Podría ser una respuesta trivial pero, cuando estamos cerca de cumplir un año de esta terrible pandémia que nos ha alterado todas las rutinas, casualmente mi visita a la capital del Botxo con la excusa del partido de fútbol entre Levante y el Athletic fue mi último viaje antes de la llegada de la época de confinamiento, antes de iniciarse esta pesadilla que nos tiene enclaustrados.

El jueves viviré este enfrentamiento, esta vez de Copa, desde el sofá, sola e ilusionada y repleta de recuerdos en el desván donde se acomodan los momentos que se convierten en inolvidables.

Del partido del jueves y todo lo que lo envuelve seguro que encontráis lecturas más atractivas…

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