Y Marchó, Se Fue... Otro Verano Más, Otro Especial Verano

Pues sí, aquí está, se acabó, el calor, los largos atardeceres, los paseos (este año pocos), sí cuñaoooo "el final...del verano....llegó...".

 

Se cierra otro capítulo del verano del 2018, otro verano, esa época del año que siempre parece igual, pero que siempre es diferente.

 

Las lluvias de las últimas horas nos recuerdan que, sin quererlo y sin poder evitarlo, pasó el momento de tumbarse al sol, evadirse de la rutina, perderse entre "la remor del mar i el vent", compartir momentos de piscina, la terraza abarrotada, las camas en todos los rincones libres del apartamento, la convivencia familiar, las cajas de helados...diarias...devoradas, ¡qué curiosidad! por los más mayores y los más pequeños principalmente.

 

Sí, c'est fine, pero un año más, a pesar de que esta época estival de 2018 han sido pocos los ratos robados a las obligaciones profesionales, siempre, aunque escasos, han valido la pena. Porque es precisamente el desempeño del nuevo puesto laboral el que ha permitido querer disfrutar más intensamente de esos instantes que disponemos la suerte de compartir con los mismos de siempre, los únicos que importan...ellos #TheFamily ..en un concierto, un paseo en barca, un baño de sol, un salto en la piscina, una escapada...

 

Comenzó el verano con un sueño fallero que lejos de truncar la sonrisa de su protagonista, alivió a nuestro pequeño trastito y a toda la familia, porque a veces, las cosas suceden porque es inevitable que llegue algo mejor.... y llegó algo mejor.

 

Volvieron las risas y la TRANQUILIDAD, se disiparon los nervios y llegó la quietud, casi al mismo tiempo que el barullo incansable que originan nuestras cuatro perlas, sus altos decibelios en la voz, sus constantes riñas, sus inefables reconciliaciones, sus celos...sus sonrisas, esas inevitables pelis (siempre tras una discusión por quién elige cartelera), la definición de las reglas del juego (siempre queriendo imponerlas la más pequeña, la menos dócil), los enfados (algunos sin razón más allá del cansancio)...la inocencia.

 

 

Bendita inocencia con la que nos trasladan su capacidad de asombro permanente, curiosidad infinita, candidez.....

 

 

Todo eso que nos hace vivir la magia de la niñez a través de sus ojos, relativizar inquietudes y anhelos, muchos de ellos inherentes a eso de "crecer", pero que se desvanecen ante lo único realmente importante, un abrazo, una sonrisa, un baile improvisado junto a la piscina, una carta por motivo de un cumpleaños, una reunión familiar....

 

 

Graham Greene escribió "Siempre hay un momento en la infancia cuando la puerta se abre y deja entrar al futuro", lo que no dijo el escritor y guionista británico es lo que retrató el caricaturista estadounidense, Dr. Seus "Los adultos son simplemente niños obsoletos".

 

Por lo tanto, nuestro papel es que su futuro no les haga olvidar estos ratos de infancia compartidos. Que su recuerdo sea tan grato como nuestro presente adulto donde sigue vigente aquella infancia personal. Esa es nuestra única tarea y esta pasa por trasladarles y vivir desde nuestro interior el privilegio que tenemos (tienen) de convivir dos meses al año 4 niños de los 70 y 80, por tanto, ahora adultos, con sus respectivos hijos y/o sobrin@s y sus padres, con la excusa de la llegada del verano Saborear la suerte de poder seguir reuniéndonos tres generaciones (muchos días 4 generaciones con el abuelo nonagenario también en la terraza convertida en centro de reunión familiar) en días como el de hoy, cuando lloran las nubes y ellos esconden disimuladamente una nostalgia que conjugan con la emoción de la vuelta al cole los más pequeños y el temor de la necesidad de la vuelta a la rutina los menos niños.

 

 

Sí, llegó el final del verano pero seguimos caminando, porque que la travesía sea más o menos placentera depende de la fuerza de nuestra capacidad para remar y el poder de combatir tempestades hasta que...vuelva de nuevo la calma estival.

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