Día 30 de #QuédateEnCasa

Yo no sé vosotros, pero yo estoy un poco cansadita del Resistiré.

Vale que la letra, como se dice comúnmente, viene que ni al pelo para esta coyuntura. Vale que su melodía es pegadiza. Vale que las numerosas versiones que se están realizando son por causas solidarias y eso es un hecho plausible. Vale, que, en la incerteza de este momento, “cuando se cierran las salidas”, “cuando el enemigo eres yo”, “cuando nos amanece la locura por la soledad” o “cuando nos apuñala la nostalgia”…encontrar versos que te ofrezcan mensajes que tu mente no es capaz de confeccionar son un candil entre la oscuridad.

Pero cuando sumas más de 25 días oyendo los acordes de la misma melodía en un informativo, en la radio e incluso en la terraza, “la canción del momento” se convierte en un mantra que más que perseguirte, llega a atosigarte.

El colmo es que el despertador del vecino tenga como sonido para extraerlo del sueño (a él y a todo el vecindario) o como música de llamada telefónica o simplemente porque se la pone de vez en cuando en estéreo, la mencionada canción. (Ya lo sé, no tengo suerte con el vecindario, pero vivir en una urbanización con tantos alquileres temporales tiene eso).

En definitiva, personalmente estoy en ese punto en el que huyo de la dichosa melodía de forma arisca. Me tiene agotada. Es más, allá donde suena, queda censurada la emisora de radio para, al menos un par de horas. Aunque, esto de las jornadas festivas semanasanteras ha reducido mucho las opciones de programas interesantes en ese “mi medio” que es la radio, por lo que he recurrido a “mis gustos musicales” como compañía.

Sin embargo, por eso de abrir nuevos horizontes y cambiar mis bandas sonoras tradicionales, acudo a quien siempre me descubre nuevos grupos, nuevos cantantes e incluso nuevos estilos musicales con el fin de no caer en la melancolía de aquel cd que te recuerda aquel tiempo que….o aquella canción relacionada con… etc. etc.

Su lista es prolífera en cantantes y grupos que acumulan miles de reproducciones en las plataformas digitales y que no suenan en la radio habitualmente. Algunas están siendo un descubrimiento, otras quedan descartadas tras un par de canciones, a pesar de cómo me conoce él y de que estoy segura ya ha realizado la primera criba antes de trasladarme sus recomendaciones musicales.

Pero hoy, con eso de abrir nuevas opciones tras una semana de letargo y oscuridad emocional y después de una noche plácida en la que, por fin, he sumado varias horas consecutivas de sueño reparador, he optado por escudriñar entre esas cajas de CD casi olvidadas que nunca encuentran tiempo de ser ordenadas.

Dicen que “en tiempos de turbación, no hacer mudanza” (una frase que según donde la leas atribuyen desde a San Ignacio de Loyola a Santa Teresa de Jesús).

No obstante, he osado hacer mudanza y tras tener la casa impoluta y los cajones ordenados, solo queda afrontar un ordenamiento de todos esos trastos que acumulas en el despacho.

No voy a auto elogiarme pero, en general, soy bastante ordenada en el entorno donde más cosas suelo acumular, incluso a pesar de no ser esa tu voluntad. Por lo que me he decidido a organizar los CD que, en su momento, estaban ubicados alfabéticamente pero que, con las prisas estresantes de aquel tiempo antes de esta pandemia, últimamente no estaban metódicamente dispuestos.

El resultado me ha fatigado porque es verdad, en momentos de inquietud es mejor no cambiar las rutinas porque, inevitablemente aparece la morriña cuando te topas con ese CD de aquel cantante que escuchabas cuando…o aquel otro en cuyo concierto…o ese que grabaste en un tiempo que….o esa canción que escuchaste con…

Pero, puesto que hoy tenía normalizado el ánimo y controladas las emociones con destellos de algún rato de sonrisa y ¿alegría? (qué bien hace dormir más de 8 horas seguidas, desayunar acompañada con el sol y conversar con los amigos al despertar) me he extralimitado en la tarea de ordenar y viajar al ayer, porque no percibía que cualquier tiempo pasado fuera mejor. A pesar de que tendemos a fusionar recuerdo y nostalgia no estaba siendo ese mi estado. Estaba fuerte y notaba hasta entretenido mirar musicalmente atrás y bucear en la memoria.

Así que, tras los cd me he atrevido con las cajas. Sí, esas en las que acumulo decenas de cintas de casete, eso que existía aquellos tiempos que ahora parecen añejos y que, principalmente, incluían canciones grababas de la radio. Ese era el recurso más fácil. Invertías en vinilos o en esos nuevos soportes musicales, cd lo llamaban, pero nada como el casete era para recopilar canciones que, no nos engañemos, pirateábamos.

Cuántas cintas tenemos de canciones emitidas en la radio y que grababas una y otra vez con el único objetivo de intentar capturarlas completas, que no hablará el locutor, que las dejarán hasta el final, etc.

Ahora reconozco que la escampada de cintas que he realizado me ha desbordado, he cogido ese viejo radiocasete y he ido reproduciendo algunas canciones. Muchas de ellas llevaba años sin escuchar, otras inevitablemente me han transportado en el tiempo y me han invocado presencias hoy por hoy muy ausentes en mi vida.

He recordado cómo una de esas amistades del pasado, con quien llegué a tener bastante complicidad me decía, “fíjate, ahora no imaginamos no coincidir o hablar todos los días y llegará un día que solo nos saludemos y fríamente si nos encontramos por casualidad”. Entonces no lo imaginaba porque, entre otros análisis, el mío no percibía que una amistad intensa (no íntima, quiero puntualizar aquí) se diluyera por el inexorable paso del tiempo, las distancias físicas o los contextos profesionales.

Pero así es la vida o como me gusta decir, c’est la vie, y esta es un cúmulo de experiencias y de cruces de caminos, en los que, a veces engarzas conexión con personas que permanecen por mucho que pase el tiempo y se amplíe la distancia física que os separe, pero también amistades ante las que se construyen murallas que, a veces, te resulta complejo superar o no te atrae la escalada lo suficiente, porque el resultado no lo concibes indispensable. No vale la pena el esfuerzo puesto que no vale la pena lo que te aporta esa amistad.

Pese a todo ello, con la perspectiva o madurez de hoy, no adjetivo esa situación de fracaso, creo que son aprendizajes porque, a pesar de… a igual que no lamento lo ofrecido, tampoco me alborota el coste abonado.

Y toda esta reflexión nace de la genial idea de organizar mis distintos formatos musicales, una tarea que, al final, he concluido con prisas porque comenzaba a caer la noche.

Ha sido un buen recurso para pasar la tarde, han sido muchas las canciones y muchos más los recuerdos, pero en este particular contexto al que nos ha conducido la aparición de un bichito, hoy me quedo con esta canción de Lucie Silvas que también cantó Metálica porque como dice:

Siempre confiaremos en quienes somos
porque nada más importa……

Nothing Else Matters

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