Día 11 de #QuédateEnCasa

Amigos lectores que estáis ahí, hoy tenéis suerte de la distancia física respecto a mí porque este primer día de la semana mi estado de ánimo ha sido ¡¡¡¡aaaaaggggg!!!! He enlazado casi dos clases de yoga y un baño de espuma con aceites relajantes para lograr bajar la tensión, tan mental como arterial.

El día ha amanecido frío y lluvioso, por cierto, demasiado lluvioso. A mí siempre me ha relajado muchísimo ver la lluvia tras los cristales y el sonido del agua cayendo sobre la barandilla lo percibo como un eco relajante y embaucador; pero hoy no era el día. He tenido (ahora que me estoy borrando poco a poco de twitter) la “genial” idea de grabar un vídeo para publicar en Instagram en el momento que más arreciaba la lluvia cuando de repente una ráfaga de viento casi me deja empapadita.

Rápidamente era necesario no solo secarme sino lo que ya es ritual cada cierto tiempo, incluso en este encierro en soledad, lavarse las manos. Y ahí que ha llegado mi segundo arrebato de “mala leche”. El grifo dejaba tan solo un hilito de agua caliente salir.

Ayer ya me percaté que era necesario desembozar los grifos llenos de cloro que impedían disfrutar de mayor potencia en el agua. Así que una de las tareas de hoy para mí, que no soy nada manitas, ha sido desmontar todos los difusores de la ducha, lavabo y cocina y ponerlos a remojo con vinagre y limón, uno de esos trucos tradicionales infalibles en estos casos. Ah, y ha funcionado, lavar los utensilios de la comida y cena y preparar el baño mientras veía la potencia de salida –que no derroche- de agua, ha sido casi el único gran logro de esta jornada.

Una jornada que tampoco ha sido especialmente gratificante a nivel profesional a pesar de que, principalmente en el horario de mañana, aunque sin el estrés con el que conviven mis compañeros en la redacción, el nivel de trabajo aunque ligero, ha sido constante.

Sin embargo, el día estaba torcido. Aprender a gestionar los cambios de humor va a ser la premisa entre las tareas principales de esta segunda semana de confinamiento. El control emocional no resulta sencillo pero, ya son varios los mensajes referidos precisamente a esta necesidad de dominio consciente y personal.

La tarde se preveía más amable hasta que ha llegado un correo. Sí, en esta coyuntura singular y de extrema dificultad siempre hay quien encuentra el resquicio por el que colar la pillería. Es la realidad de un país en el que el subgénero literarito de la novela picaresca forma parte de su siglo de oro de las letras. No es necesario recordar el éxito y la vigencia que podríamos encontrar en la actualidad entre los protagonistas de “El Lazarillo de Tormes” y algunas de las actitudes que todavía siguen marcando los valores y singularidades de la sociedad española.

En épocas de dificultad, son varios los casos de villanía. Si hace solo unos días comentaba el caso de la detención de un coche cargado de naranjas “robadas” aprovechando el aislamiento por el Covid-19, describir otras vicisitudes que han generado mi enojo esta tarde, como se diría en derecho “no ha lugar”.

Los próximos días, según se desarrollen los hechos de lo que ahora no es más que una ligera inquietud, trasladaré mis sensaciones y opinión al respecto, porque como dice el refranero español, “a veces pagan justos por pecadores”.

Pero ahora la noche cae, todo parece más liviano y tras recurrir a todas las medidas relajantes recomendadas dejo ante esta pantalla en blanco los últimos atisbos de una rabia nada saludable; mañana será otro día; pero en este lunes, casi agradezco el retiro social y la incomunicación porque replegar velas cuando sientes enervar tu interior resulta complicado ante cierto público.

Así que, sin duda, la soledad y el silencio han sido hoy mis mejores aliados. Ahora solo queda la esperanza que mañana la percepción real de esta asombrosa irrealidad sea más ligera porque lo que no podemos hacer es rendirnos como tan maravillosamente describió Benedetti en los siguientes versos que son solo un fragmento de su poema “No te rindas”:

No te rindas, aún estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento

……

Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,……

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